Resurgir tras la muerte de un hijo

Este relato es más que el texto de los sucesos que rodearon la muerte del hijo menor del autor, Lindley Giraldo, es un faro que ilumina el camino. A través de sus letras, el autor comparte la experiencia de que perder un hijo es la pérdida mayor, pero que no necesariamente significa perder el sentido de la vida, pues siempre hay ángeles que nos acompañan en la tarea de resignificar nuestra existencia y de «averiguar cuánta música podemos hacer…» como lo diría el Violinista Isaraelí Itzhark Perlman, «primero con lo que tenemos y luego con lo que nos queda».